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En los años 1800, los conocedores europeos del café opinaban que el café de Puerto Rico estaba en una clase única y aparte, el estándar por el cual todo café debía ser comparado. Ansiosamente esperaban embarques con etiquetas de Yauco, Jayuya, Maricao y otras comunidades de la Cordillera Central del oeste. En el clima fresco de las altas elevaciones, el arbusto del café arábica crecía sumamente bien. En los meses de invierno los trabajadores se desplazaban por las haciendas recogiendo a mano las semillas rojas y maduras del café y las llevaban a las fincas para ser procesadas. Las semillas se lavaban y secaban al sol en eslabones de cemento, después se les quitaba la cáscara y se enviaban mayormente desde el puerto de Ponce a las ciudades importantes de Europa.

En el siglo 20 el mercado cambió al ser transferido Puerto Rico de España a EE.UU. y varios huracanes severos destruyeron gran parte del sembrado. La producciones del café continuaron en escala menor y el orgullo del rico sabor del café puertorriqueño se mantenía entre los conocedores locales.

Varios restaurantes y hoteles locales sirven a sus huéspedes café100% de Puerto Rico, y muchas tiendas y supermercados ofrecen una multitud de marcas de la isla. En adición hay varios cafés donde se puede probar y comprar el producto de la semilla arábica del país. Muchas tiendas en el Viejo San Juan venden las semillas.